27.10.06

Hombres, hormigas y comunismo

El otro día descubrí hormigas en mi casa. Al parecer querían explorar nuevos mundos desde el piso de mi vecino de arriba; yo era su América. Intenté dialogar con ellas, debilidades que tiene uno, pero no hubo manera. Son comunistas como bien sabéis (estalinistas, para ser concretos) y es imposible venderles la moto de lo de respetar las fronteras de los vecinos capitalistas.

Total, que tuve que comprar un insecticida. Puestos a ser malvados, compré el mejor. Seguí las instrucciones y sembré la devastación en cuestión de segundos. Murieron los colonizadores y sospecho que también algunos mercaderes que ya estaban en camino. Fue tan fácil que no pude evitar caer en una euforia desmedida. Me sentí poderoso, omnipotente concretamente y, sabiendo que años de ciencia están de mi lado, pensé que la batalla ni siquiera había merecido este nombre.

Al día siguiente me levanté, optimista y confiado, pero allí estaban otra vez. Había encontrado otra ruta y habían vuelto a por venganza. Repetí la operación de exterminio, ya con rabia. Murieron muchas, pero no las debilité. Al día siguiente volvieron; y al siguiente y al otro. Morían pero volvían. Encontraban nuevas rutas para alcanzar mis migas de pan.

Entonces me acordé de mis clases de ciencias de EGB. Y me acordé de su forma de vida. Nacen sin parar y dedican toda su fuerza estructural, toda su organización, a descubrir nuevas Américas. No luchas contra una, luchas contra todas a la vez. Eso es lo que nos diferencia de ellas y lo que me impedirá ganarlas nunca. La única opción sería cargarme la casa... y ni así.

Un filósofo griego (lo siento Albert, nunca conseguí memorizar los nombres en tus clases) dijo que "el hombre es la medida de todas las cosas". Es cierto, pero eso sólo sirve para nuestra visión del mundo. Para las hormigas, ni yo ni cualquiera de los otros hombres existe. Soy sólo una piedra en un camino inevitable que algún día acabarán de trazar. El comunismo fracasó, pero no porque no sirviera como poderoso ordenamiento político, sino porque nosotros sólo sabemos enfrentamos con ahínco y perseverancia a problemas pequeños (como tener hormigas en casa) y ellas, mientras, afrontan con diligencia un destino superior.

Ellas ganan, sí, pero nunca podrán disfrutar como nosotros de lo miserable que es nuestra deliciosa existencia.

4 Comentaris:

Blogger Miada deia...

Eso lo decía Aristóteles que parece ser que no lo hizo tanto daño al mundo como Platón, al menos eso dicen algunos.

¿Entonces lo bueno de esta vida es saber que puedes disfrutar aún siendo miserable?...

Un beso.

5:21 p. m.  
Blogger Outconsumer deia...

Lo bueno, para mí, es tener objetivos propios por encima de los de grupo. Prefiero ser un individuo consciente que una parte inconsciente de una maquinaria. Por ganar en algo a las hormigas, digo. ;-)

6:57 p. m.  
Blogger Miada deia...

A veces ¿no hay que dejar a un lado los ideales propios en favor de los comunes?...

Un beso.

5:19 p. m.  
Anonymous Anònim deia...

"Ellas ganan, sí, pero nunca podrán disfrutar como nosotros de lo miserable que es nuestra deliciosa existencia".
És la frase més "deliciosa" que he llegit.
Només hi ha un fet que em remou per dins, el no poder ser espectadora d'aquesta incursió.
Petons

9:58 a. m.  

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